Se desorienta la función de la cotidianidad, y se incorpora a la vida la desazón…
Ni un ruido es capaz de vivir en nuestra intuición…Se hace incómoda cualquier expresión verbal en ése estado de aislamiento que grita a voces soledad…Un eco sin retorno nos elude al sentirse incomprendido. Es el eco de nuestra voz interior, del pensamiento interno, el sabio mensaje que aporta nuestra mera ignorancia…
Frente a este “caos -NO comunicativo- temporal”, se desnuda el sentimiento de voces solitarias que buscan la manera de comunicarse, de hacerse notar. En el fondo, quizás de manera inconsciente, entendemos que las palabras son quienes NECESITAN acompañarse de sentimientos que disfrazan el cuerpo de la mudez.
Los rincones del pensamiento son eternos cuando la soledad busca la forma de comunicarse, al tiempo que el habla, holgazana, logra expresarse, sea como sea, aún engañando a nuestros silencios.
Buscamos el arrullo de sonrisas que consuelen la soledad que anida en la caverna de la nostalgia. Nunca es agradable soportar el peso de la amargura. Tanta carga en el cuerpo duele demasiado y, lastima, arañando, las manos de la ayuda.
Frente a tal desazón, tanto miedo, activamos la emoción de un recuerdo agradable para iniciar el sonido de una sola letra, con la intención de llenar huecos en ése espacio del mundo silente…Necesitamos colorear el optimismo que abriga la esperanza.
Tenemos claro que las «sombras» de la vida se pintan con el pincel de las situaciones cotidianas, con cuanto no quisiéramos reposar en la mente, pero que permanece paciente a la espera de su evocación….El brillo de lo que el pensamiento asimila como agradable, consigue hacernos sonreír, restando importancia a lo que se propone hacernos llorar.
Desde este espacio de los sentimientos, te invito a que intentes crear emociones nuevas en los viejos espacios que almacenas en tu vida.
Seguramente conseguirás que esas emociones renueven tus ilusiones, y hagan de tus silencios un singular lenguaje vital.
Redundar en lo negativo es un perdida de tiempo y de energia. Se dice facil el concepto, pero se que cuesta despegarse de el.
Vivamos y tratemos con todas las fuerzas de ser felices!
Claro que sí, Gilberto, pero no es bueno guardar los sentimientos que cuestan asomarse a la vida, que se almacenan en la guarida del alma, y que les da pudor si han de presentarse ante uno mismo, ante los demás…
La vida es todo lo positiva que nosotros la veamos, y cómo las situaciones vitales nos dejen vivirla…
La vida tiene luces y sombras…Es un todo, un equilibrio…Pero a veces se desequilibra…No podemos controlar cada instante de nuestra existencia y hacerlo «optimo».
No siempre se puede estar bien, feliz y contento…¡Ojalá! Lo que sí puedo decir es que estamos vivos, y que mientras paseemos por esta tierra de «nadie», de «todos», hay que intentar subirse al arco iris de los momentos dichosos, ésos que nos aportan el color suficiente para apaciguar los colores más oscuros…
Un abrazo, amigo, y muchas gracias por tu comentario. Seguiremos viviendo dentro de nuestra propia felicidad, viendo felices a quienes nos rodean…Es el lienzo de la vida….Gracias.
Dios mio, tú me conoces.
Jamás hubiese yo pensado que podría haber una entrada que definiese tan bien este estado.
Sé que todo está escrito pero me has hecho sentir con tus palabras y eso, a mi edad (vivida) ya es muy dificil. Mil gracias