(Para ti, lector de éstas palabras escritas…)
“No te des por vencido frente a la adversidad.
Tienes los “ases” justos para jugar con ella.
No le des valor.
Carece de suficientes méritos como para atormentarte,
y mucho menos para apropiarse de tu seguridad,
de tu voluntad.
No des por hecho lo que aún no esté hecho.
Aleja la conformidad como aliado de tu vida.
Tu vida solo busca un único aliado: tu potencial.
Si quieres ver tu felicidad sal a buscarla.
No te escondas de su sombra,
no la arrincones.
Es su sombra quien te dará luz.
Evitarla oscurecerá tu energía.
Permítete ser feliz.
¿No crees que te lo mereces?
Confía.
Es tu propio esfuerzo el que decide por ti,
única y exclusivamente.
No interpretes ecos sin sonidos,
y atiende a la música de tus palabras,
a la de tus silencios,
sin que haya interferencias que varíen el ritmo de tu escucha…
Encuentra sensaciones de bienestar que te proporcionen
un buen estado de ánimo.
No te menosprecies, ni pongas en venta tu satisfacción interior.
Vales más de lo que crees,
no lo dudes.
Tu mayor riqueza eres tú mismo,
es tu gran valía.
El sentido común es la guía de tus decisiones,
la madurez de tu sensatez.
La bondad no está reñida con la coherencia en la actitud.
Ser justo alejará a esos molestos intrusos que se hacen llamar “daño ajeno”.
Nadie es lo suficientemente fuerte como para rasgar el caparazón de tu sensibilidad.»