Muchas veces la felicidad que sentimos depende del lugar en donde hayamos anclado hechos del pasado, situaciones que no han de volver, e historias de vida que nos dejaron una huella imborrable, tanto en positivo como en negativo. Por ejemplo, una culpa del pasado puede ser demasiado pesada para cargar en el viaje de la vida: en un presente que necesita olvidar, como en un pasado sembrado de errores.
La culpa, colgada en las manillas que mueven el reloj del tiempo marcará horas de evocación amargas que pudieran desgastar irrepetibles horas vitales de las que disponer a conciencia. Un perdón a tiempo –aunque a veces lo creamos a “destiempo”-, un acto de comprensión y humildad entonados con un mea culpa, supondrán excelentes remedios para aliviar el peso de la carga que soporta nuestra mente y que aprisiona unos apesadumbrados remordimientos.
¿Por qué en nuestro caminar han de molestarnos zapatos que ni siquiera pudimos elegir libremente? En ocasiones es mejor ir descalzo que llevar un calzado que apriete demasiado y detenga nuestros pasos.
¿Por qué en nuestro caminar han de molestarnos zapatos que ni siquiera pudimos elegir libremente? En ocasiones es mejor ir descalzo que llevar un calzado que apriete demasiado y detenga nuestros pasos.
Elegir una felicidad libre, o encadenada a errores del pasado, dependerá de la decisión que tomemos cada uno como aceptable compañera, de la misma forma que se elige un calzado con el que sentirnos cómodos o, por su contra, aprisionados en él.
Siempre tendremos a mano efectivas tiritas y un poco de betadine para curar heridas y aliviar dolores…
Es maravilloso el momento del día en el que uno se descalza y siente la libertad de movimientos de sus pies…
Tenemos que liberar un poco la carga que llevamos sobre nuestros hombros para que nuestros pies puedan seguir el camino.
A mi me encanta estar descalza.
Besos.B