Hay quien se asienta en la silla de su paciencia para esperar lo que le ha de venir; sin prisas, apoyando sus necesidades en el regazo del ensueño, regalando tiempo a su vida y pausas a su inquietud.
…Esperó a que el aire dejase escapar lo molesto, a que el sol iluminase las tinieblas de sus expectativas…
…Esperó a que el aire dejase escapar lo molesto, a que el sol iluminase las tinieblas de sus expectativas…
Esperé a que el amor necesitara de mi cariño.
Esperé a que un amigo quisiera mi amistad.
Esperé a que la lluvia cayera en un árbol seco.
Esperé a que no olvidaran mi nombre.
Esperé a que me vinieran a buscar para no estar más tiempo solo.
Esperé a ser alguien de provecho y prosperar.
Esperé lo que nadie fue capaz de esperar por mí.
Esperé a que cambiara el tiempo de espera y que alguien me esperase a mi…
Quien “espera” a que los demás hagan lo que uno pretende, pudiera esperar demasiado. Sin embargo, a aquél que “no espera”, le puede llegar lo inesperado.
Es inevitable…Como humanos que somos…Siempre esperamos…
Aún así ¿merece la pena la espera?
Cuando «espero», estoy…
Me voy si no «espero»…
Hay esperas que desesperan.
Hay esperas que duelen.
Hay y esperas que cuando no llegan de la pesona querida te arrancan una parte de tú vida.
Hay esperas que no esperas.
Hay esperas que llegan tarde.
A las esperas hay que esperarlas, sentado en el mejor sillón del alma para que no te agoten.
jcg.
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Quien ESPERA…desespera…