Pinceladas de lo cotidiano…
Hay cosas que se nos escapan de nuestro alcance, que nuestra mente no acierta a comprender.
Actúan como aceite escurridizo que resbala sobre la piel de la incomprensión, dando vueltas a lo que seguramente es mejor dejar reposar para que no se mueva demasiado…
Y contamos hasta cien, hasta mil, pero no cuadran nuestras ecuaciones lógicas, y se descuadran los números de la paciencia…
Nada de lo pensado tiene sentido entonces…Exteriorizar y expresar las incognitas que nos azuzan con las personas a las que quieres resultará beneficioso…Los silencios no son buenos frente a las dudas.
Quizá por tí mismo no encuentres soluciones, pero quienes te quieren pueden ayudarte a encontrarlas.
La vida no es fácil, y nosotros la complicamos aún más…
El caso es intentar encontrarnos con “claros” que nos acerquen a alguna pista, o ayuda, para nuestra comprensión…
Pero cuando los encontramos, viene la “negrura” y nos ciega de nuevo la visión.
¿Es nuestra vista realmente la que no enfoca adecuadamente?
No entendemos, y seguiremos sin entender, ciertas cosas que se nos escapan de nuestra percepción cotidiana…El día a día puede ser nube que tape los destellos del sol…Soplando con esperanza se quita esa nube, seguro…
No intentemos sacar la calculadora de la lógica si es no hay números suficientes para seguir contando mientras llegamos a nuestro objetivo: comprender lo que no se puede asimilar con la razón.
Uno, dos, tres…diez, veinte…cien, doscientos….¡Cansa!
Siempre hay un punto en donde hemos de reconocer la evidencia…
Pero si he de ser sincera, soy de letras, y los números ¡no son lo mío!…
Somos humanos. Nuestra inteligencia tiene poros por donde se escapa la lógica.
No obstante, dentro de nuestra obstinación, continuaremos calentando los motores del pensamiento para llegar a “algo” que nos tranquilice…
Sigo pensando que complicamos lo que pudiera resultarnos simple, cómodo y factible.