En el recuerdo…

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Cuando llega a nuestra vida un acontecimiento desgarrador ajeno a nuestros deseos, un hecho que nos cambia irremediablemente el destino que manteníamos “cercano” a lo vivido hasta entonces, pensamos, sentimos y expresamos que, “la vida no es justa”. Cuando la muerte se acerca a la vida para intentar separarnos de quien queremos…(Pareja, amigos, primos, madres, padres…).

Se desgarran las entrañas cuando perdemos a quien queremos. A esa persona que acompañó la sombra de nuestra vida. Al que fue nuestro amigo y dio la mano a una amistad fiel. Con quien compartimos momentos secretos. Un ser humano que a través de su amor nos acercó a su generosidad. A quien padeció el sufrimiento de una enfermedad cruel y continuó mostrando su mejor sonrisa, su paciente ánimo. A quien supo ser fuerte hasta el final…A quien sin poder hablar, acercaba su sentir a diario…Tantas personas que se nos fueron demasiado pronto, justo cuando debieran de haber disfrutado de la vida…Y soplamos al viento de la impotencia para gritar…¡No es justo!

Sentimos, entonces, que nos atrapó la fuerza de la “desgracia vital”. Y ocurre que los momentos más dulces se transforman en los más amargos, poniéndose en contra nuestra razón ante posibles “entendimientos”. No comprendemos PORQUÉ ha tenido que ser así, porqué se han tenido que ir, y entendemos, aún menos… PARA QUÉ.…Todo se vuelve ILÓGICO, siendo LÓGICO nuestro proceder. El dolor es tan fuerte que ni una sola gota de consuelo calma nuestra angustia.

Creemos que se nos agotaron las lagrimas, que se secaron de tanto llorar, que la pena aprisiona al corazón…Y sentimos una llamada en el interior que nos grita: “lo que quizá pudimos hacer, pero no hicimos” (así me contaba, entre palabras cortadas, una buena amiga, a la que mando desde aquí todo mi apoyo y cariño. Ella aportó mucho a “su familiar”, y lo hizo muy bien. Su cariño, y compañía fueron grandes. Estoy segura de ello.)…Los remordimientos son una baza que juegan en nuestra contra, e incluso pueden llegar a ganarnos ante nuestra serenidad…Pero viendo con los ojos de la objetividad, apreciamos que hicimos TODO aquello que estaba a nuestro alcance, lo que surgía del corazón, lo que debimos de hacer. Y nos sentimos acompañado de una suave paz…

Como seres humanos, hacemos lo que buenamente podemos, conscientemente…No se nos da más tiempo para “hacer más”…Siempre se nos queda corto el recorrido; el camino se achica cuando sentimos la “pérdida”, cuando creemos que “todo acaba”…Buscamos silencios que tan solo hablen para nosotros. No necesitamos más que la intensidad de los recuerdos para poder REvivir lo que “ya vivimos”…

Y abrimos la ventana que nos trae el aire de ésos recuerdos, aquella que nos permite seguir viviendo con la imagen de un pasado que tanta felicidad nos trajo y que calma nuestra inquietud…

Nadie de los moradores de esta tierra somos dioses, ni superhéroes, que podamos cambiar en un instante el color del lienzo de la vida. Somos caminantes que se ajustan a sus pasos, a sus inestabilidades y debilidades, que avanzan y detienen según sientan sus emociones…Somos humanos, ni más ni menos, pero con nuestro corazoncito a flor de piel ante una “pérdida”.

Mantener la conciencia tranquila, en paz, nos permitirá calmarnos a medida que pase el tiempo, y continuar con lo que nuestro destino dicte. Como alguien dijo alguna vez…”el espectáculo debe continuar…”

No demos alas a los remordimientos, y más cuando “se ha hecho” lo que “se ha podido”; cuando el amor ha sido intenso, eterno; cuando hemos puesto nuestra intención a disposición de cualquier ayuda…Siempre quisiéramos “más” cuando se trata de asistir a quien nos necesita. Lo que hagamos nos parecerá poco, porque ellos merecen lo mejor en el último trayecto de la vida.

Cuando tenemos vida, y alguien querido nos necesita, nos convertimos en guardianes de su vida; en protectores de sus horas vitales; en compañeros de las sombras de sus dolores; en siluetas que guardan su pena para mostrar alegrías; en el timón de una vida que ha de navegar sobre las corrientes de la enfermedad. Quien cuida a una persona que sufre una enfermedad, son, en realidad, sus manos, sus pies, sus ojos, sus palabras, el descanso, la paciencia, y su compañía. “Estar” a su lado, acariciando sus miedos, arropando su inseguridad, besando su fragilidad, su amor. ESTAR, aunque no se diga nada, con la compañía de ésas miradas cómplices que tanto hablan en momentos de silencios…

———

Y ahora, respira, siente, y mira todo lo bueno que hay en ti, lo que puedes hacer en la vida con la fuerza de tu ser…Y piensa en lo grande que hiciste cuando tenías a “tú ángel” cerca. Cuando la vida pende de un solo suspiro, son quienes “han de marchar” los que enseñan a quienes aún “han de pisar el suelo de la vida”, a valorar lo grande que es el amor, la fuerza con la que se han enfrentado a una enfermedad, y su aprendizaje humano (fuerza y coraje hasta el último momento). En su memoria, guardamos cada uno de los recuerdos que avivan el corazón, ésa sonrisa que apaciguó miedos, esas conversaciones contadas bajo el teclado de la amistad y tantos gestos de generosidad que nos dieron, aún sabiéndose “marchar”…

Y a quienes hemos de seguir en esta tierra, porque así está escrito en el libro de la vida, lo hagamos sintiendo cada soplo de amor como único instante…Y miremos el presente con decisión, sin otear lo que el futuro pueda traer…Y dejemos que la vida siga su curso…Encontraremos sonrisas que alegren el alma y apacigüen las penas…

……..

Dedico esta reflexión a mis amigos, personas que se han visto sometidas al amargo dolor de la “despedida”, a quienes conocieron de cerca la crueldad de una enfermedad llamada ELA (Esclerosis Lateral Amiotrófica)…

A Mari Carmen, Nuria, Nunu, Rocío…

Y a tantos amigos (entre los que me incluyo), que recuerdan a quienes dejaron su huella de AMOR en cada uno de nosotros.

Luchadores incansables que alcanzaron sus “alas” allá donde las cadenas de la vida son invisibles…Personas maravillosas que supieron hacer de nuestros caminos un sendero de amor…

GRACIAS a cada uno de vosotros…

Siempre en el corazón…

SONI

RAUL

JOSE VICENTE

JESÚS

MERCEDES



(DEP)

Pilar Cruz Gonzalez

Acerca de Pilo Cruz

No me gusta complicar lo que considero sencillo. Estoy en perpétuo estado de aprendizaje. Aún tengo muchos sueños por cumplir, y disfruto de los que ya soñé cuando anduve despierta. Aprendo cada día mirando a los ojos de quien me mira, escuchando palabras no habladas por mi, y sintiendo el sentir de los demás. Soy un aprendiz de la vida...

8 pensamientos en “En el recuerdo…

  1. Anonymous

    en el timón de una vida que ha de navegar sobre las corrientes de la enfermedad. Quien cuida a una persona que sufre una enfermedad, son, en realidad, sus manos, sus pies, sus ojos, sus palabras, el descanso, la paciencia, y su compañía. “Estar” a su lado, acariciando sus miedos, arropando su inseguridad, besando su fragilidad, su amor. ESTAR, aunque no se diga nada, con la compañía de ésas miradas cómplices que tanto hablan en momentos de silencios… ——— Y ahora, respira, siente, y mira todo lo bueno que hay en ti, lo que puedes hacer en la vida con la fuerza de tu ser…Y piensa en lo grande que hiciste…..Gracias por exprimir tan bellas emociones y sentimientos desde tu corazon y ofrecernoslo con la calida generosidad que te carazteriza. Un abrazo muy grande para todos los citados aqui y para los que han de seguir desearles mucha serenidad. Un beso.

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  2. jose i mari

    Pilo, ¿qué puedo decirte…que no sepas?…Ufff!! me hiciste llorar y me hiciste sonreir….¡Me ví tan reflejada en tantos momentos…GRACIAS porque personas como tú hacen que merezca la pena seguir sonriendo a la vida….
    ¡NO ES JUSTO! pero como bien dices…
    respiro, siento y miro todo lo bueno…CON VUESTRA AYUDA!!!! y con la ayuda de mi «ANGEL»… Te quiero….Mari Carmen.

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  3. INES

    que bien expresas todos los sentimientos, me ha gustado mucho,es todo tan profundo. soy seguidora del blog de RAUL desde que mi marido empezó hace dos años y medio con esta maldita ELA.ahora seguiré a NURIA y también a ti, hacéis un trabajo extraordinario. cuando cuidas a un enfermo te falta mucha comunicación por falta de tiempo, y esto es una vía de escape. gracias por estar ahí

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