La silla de la espera…

Muchas veces esperas…

Y te sientas, para que la espera no sea demasiado cansada para ti…

Y sigues esperando…

Y continúas sentado, para evitar el lógico cansancio…

Una llamada…

¡No hay tiempo!…

¿Un recuerdo?…

¡Están casi olvidados!…

Un soplo de cariño que diga: «aquí estoy»…

Pero el viento amainó dejándote sin palabras…

No hay ni siquiera un suspiro de esperanza…

La espera te desespera…

Pero…

cuando nos necesitan…

tienen nuestro apoyo,

nuestro cariño,

nuestras palabras,

el hombro de nuestro consuelo…

Y cuando somos nosotros quienes necesitamos…

surge una gélida lejanía que te insinúa abandonar tu espera…

(ya no hay tiempo, ni tampoco ganas, no se quiere escuchar lo que «no es bonito»)…

y se evita cualquier cercanía…

 

Alejamos, por tanto, la silla que nos hizo creer,

la que sostuvo el peso de una evidente indiferencia…

la que nos sirvió de apoyo en un momento de desilusión…

 

 

Pilar Cruz Gonzalez

Sobre Pilo Cruz

No me gusta complicar lo que considero sencillo. Estoy en perpétuo estado de aprendizaje. Aún tengo muchos sueños por cumplir, y disfruto de los que ya soñé cuando anduve despierta. Aprendo cada día mirando a los ojos de quien me mira, escuchando palabras no habladas por mi, y sintiendo el sentir de los demás. Soy un aprendiz de la vida...

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