«En los ojos del joven, arde la llama; en los del viejo, brilla la luz.»
(VICTOR HUGO)
Hoy mi pensamiento quiere hablar en voz alta, y lo hace para compartir con vosotros, amigos, una reflexión que surgió tras leer un magnífico pensamiento del gran Victor Hugo. Gracias a mi amiga Maria Luisa, que fue quien me lo facilitó, ha surgido esta nueva «entrada» en el blog.
Tras leer la reflexión, cerré los ojos y pensé en la luz de “mi viejo pensamiento”…Momento exclusivo para una inocente confesión personal.
Ya en la “oscuridad” de ése instante pensativo, encendí la llama de la “primavera del pasado”, e iluminé mi meditabundo presente concienciándome, aún más, del reflejo que me otorga la realidad. Como por arte de magia, un fogonazo de sensaciones llenó de emoción mis ojos…
Sentí, y me dejé llevar por ello…Son esos momentos que hay que coger despacio, con la calma de la conciencia…
Y me gustó experimentar cada una de las percepciones que pasearon alrededor mio. Y no pude dejarlo pasar sin más, sin comentároslo aquí, como sentimiento compartido, cómplice, seguro, para muchos de vosotros también.
Si algo me gusta es reconocer las verdades, aunque sean «verdades», aunque a veces «duelan», aunque sea un poquito…
Ya no soy una chica joven, soy una mujer adulta que se mira al espejo en el espejo de la edad y reconoce sosegadamente el paso de los años…
Advierto las arrugas que se asoman por el horizonte de mis ojos, de ésos ojos que con cada gesto han dado brillo a la vida…
Ahora desenfoco con facilidad…Me cuesta ver lo que antes veía bien. Unas lentes son quienes me ayudan a observar cómo pasa la película de la vida…
Mis ojos se achican año tras año, se hacen pequeñitos; ya no son todo lo grandes que eran antes, cuando se alzaban como dueños de mi juventud…
Los párpados, algo cansados, caen sobre la sensación de querer adormecer los ojos, y unas ojeras traicioneras advierten del cansancio por el que pasa el tiempo.
Es ley de vida, lo sé, y no por ello dejaré de enfrentarme al espejo para ver cómo pasa la vida a través mi mirada…
Benditas arrugas, benditas ojeras, y…¡bendito Victor Hugo!
Precioso
Gracias Pilo por regalarnos estas bellas palabras
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«Benditas arrugas, benditas ojeras, y…» BENDITA TU !! Abrazos Josep