Los gustos del paladar…

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Hace unos días fui con mi chico a comer a un “fast food”, lugar habitual al que se suele ir cuando tenemos niños. No teníamos apenas tiempo para comer con cierta tranquilidad. Reconozco, sin pudor, que las patatas del “Mac” me encantan, y más cuando están calientes y crujientes. Si se enfrían pierden su encanto y se convierten en bocado “chicloso”. ¿Pecaré por reconocerlo? Sé positivamente que hay quienes comparten igual gusto que el mío, pero echan “pestes” de la comida basura/rápida asegurando que solo la pueden «engullir» quienes carecen de paladar. ¿Habré perdido yo el mío? En fin, el respeto es la base de la convivencia. Respeto a quien no le gustan las patatas del Mac o de cualquier otro restaurante de comida rápida. Para eso están los gustos del paladar, y es obvio que el mío es generoso; cuando tiene un churrasco frente a él no le hace ascos, o si es una dorada a la sal tampoco se entristece a la hora de catarla. Bastante hambre hay en el mundo para poner «pegas» a un bocado.

Y digo yo, ¿comer en un restaurante de estas características condiciona el “tener que comer a la velocidad del rayo”? ¿No os ocurre que zampáis la hamburguesa y/o patatas, en un periquete para que no se queden frías? Todos tenemos la misma cara: ¡ansia por zamparlo rapido! Visto desde fuera, pareciera que estamos frente a una maratón.

Mi chico y yo disponíamos de 25 minutos para comer. Elegimos una mesa en la que el solecito nos hizo buena compañía. También nos acompañaron una docena de pajarillos que, como nosotros, cataban las patatas y alguna que otra miguita de “hamburguesa” caída al suelo. En ése día mi mejor momento fue estar con mi chico, en el Mac, con el sol abrigándonos y, ¿por qué no?…en compañía de los pajaritos…Agarrar las situaciones que parecen livianas hacen de la vida un maravilloso escenario de felicidad, y con él más. ¿Será pecado pensar así? Intuyo que no.

Necesitábamos eliminar tensiones del trabajo (no hablemos ahora de la dichosa crisis y los coletazos que nos atiza), y unos buenos chistes amainarían los agobios (es lo que tiene la vida: nos da una zancadilla, y a cambio le damos una sonrisa para ver los problemas desde un enfoque menos problemático). Los chistes nos provocaron más de una carcajada. En la mesa de al lado, inmóviles, una pareja nos miraba asombrados…No parecieran molestarles mucho nuestras risas…”¿Compartimos alguna?”, pensé por el bien de sus serios semblantes… No me hicieron caso y siguieron como «estatuas» al sol. Parece que los chistes, con una patata en la boca, saben salados…¿o será que el Ketchup le otorga ése sabor?¿Será pecado también reírse, aún haciéndolo con la boca llena? ¡Sabroso pecado!

Y fue, cuando entre chiste y chiste, caímos en algo curioso …¡Los pajaros del Mac están muy gorditos! En vez de hacer “pio”, con sutileza, bien podrían exclamar ¡PIO!, con fuerza. Y digo yo… ¿No disfrutarán, como nosotros, comiendo ésas patatas que a ambos nos están dejando alguna que otra “lorza”? Estos pobres no saben lo que es “pecar”, y menos de esa forma: comiendo patatas fritas ricas en colesterol…Inocentes criaturitas… Que sigan alimentando su panza y viviendo felices al calor del sol…

Reconozco que me gusta la vida, tanto los momentos serios, en los que compartir intensas emociones, y los que nos traen unas cuentas risas…La vida es un TODO. Y está claro que el equilibrio lo encontramos nosotros solitos. El otro día creé a medida un buen momento, en el Mac, con las papas fritas, mi chico, y las risas…Hoy, en casa, busqué ése momento, pero en esta ocasión con cambio de menú: verdurita a la plancha aderezada con la buena compañía de mi familia. Eso sí, nos faltaron los pajaritos y el sol…

Hoy la báscula me dio una buena noticia: después de la hamburguesa que me zampé, las patatas que me tocaban, y las que le “usurpé” a mi chico, ¡no engordé un gramo!…¿Será eso una señal de que quien se coge los gramos de más son los pajaritos? ¡Eso sí que es generosidad! Encima de ponernos hasta las botas, dejamos allí la gordura que hoy las báscula me chivaría sin precaución.

Esta entrada solo ha querido poner un toque de humor a los sentimientos…Por ello os aconsejo que disfrutéis de los momentos en donde una buena compañía aporta más de una sonrisa, sin pensar excesivamente en las “pecaminosas consecuencias” que puedan traer esas inocentes circunstancias, dejando libertad al paladar para que sus «gustos» sean complacido….

¿Quién se apunta a unas patatas?…¡Yo sí!

Felices días…y felices compañías…

Pilar Cruz Gonzalez

Acerca de Pilo Cruz

No me gusta complicar lo que considero sencillo. Estoy en perpétuo estado de aprendizaje. Aún tengo muchos sueños por cumplir, y disfruto de los que ya soñé cuando anduve despierta. Aprendo cada día mirando a los ojos de quien me mira, escuchando palabras no habladas por mi, y sintiendo el sentir de los demás. Soy un aprendiz de la vida...

3 pensamientos en “Los gustos del paladar…

  1. josep rof rof

    «La vida es un TODO» excelente relato susurras las palabras, de la nada haces cielos, me reconforta leerte, entrar en tu áurea es ser un poco más humano y como un poco más FELIZ, mil besos para ti y tu chico Josep

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  2. Pilo

    Sabes, Josep? Me acabas de iluminar este dia. Escribir para los demás, y conseguir un momento de alegría, una sonrisa, o un guiño de complacencia es lo que me hace seguir, y personas como tú me ayudan a continuar buscando entre emocionadas palabras…Gracias Josep. Gracias. Eres una gran persona, un gran amigo.

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