El amor es la fuerza de la vida que se mueve impulsada por propia su libertad. No hay quien le detenga cuando siente. Es directo y no titubea al establecer su firme propósito. Tampoco espera, e intenta no ser demasiado paciente.
El amor no elige a quien amar; tan solo necesita hacerlo con valentía y decisión, esforzándose en mantener su llama prendida a la luz que irradia cuando está encendida.
No sabe de sexos, ni de razas o religiones. No conoce política, aunque a veces es políticamente correcto cuando se trata de amar. Está en alerta si es su dicha la que le llama a gritos.
El amor ama a hombres y mujeres por igual, obviando preguntas y manteniendo al margen posibles respuestas, porque no las quiere ni le interesan. Ama sin más, deseoso de amar sin el yugo de cadenas que le aprisionen, ni engarzado en esfuerzos inútiles que le puedan desgastar, únicamente procurando la naturalidad de su propia expresión emocional. Se deja llevar por la intensidad que pondera su fuerza, y no mira hacia atrás si es que elige amar.
El amor no elige a quien amar; tan solo necesita hacerlo con valentía y decisión, esforzándose en mantener su llama prendida a la luz que irradia cuando está encendida.
No sabe de sexos, ni de razas o religiones. No conoce política, aunque a veces es políticamente correcto cuando se trata de amar. Está en alerta si es su dicha la que le llama a gritos.
El amor ama a hombres y mujeres por igual, obviando preguntas y manteniendo al margen posibles respuestas, porque no las quiere ni le interesan. Ama sin más, deseoso de amar sin el yugo de cadenas que le aprisionen, ni engarzado en esfuerzos inútiles que le puedan desgastar, únicamente procurando la naturalidad de su propia expresión emocional. Se deja llevar por la intensidad que pondera su fuerza, y no mira hacia atrás si es que elige amar.
Y hay amores que quieren sin querer, y otros que sin querer, quieren…
Elegir un amor…
Merece la pena si se apuesta por amar.