No sé escribir cuando el lamento cruza la calle de mi vida…Solo sé acercarme al caudal de mis emociones cuando siento la necesidad de rozar las palabras con la pluma de la vida…
Hoy no encontré tesoros que almacenar en mi interior…Estaban protegidos con la cautela del silencio…
Sentí que intentaba abrir la ventana que deja pasar el aire a mis necesidades, pero estaba cerrada con llave.
Hoy siento tanto que es tan poco lo que puedo contar…
Hoy necesito del soplido de un suspiro que me permita respirar…
Suplo las carencias de la soledad con los recuerdos de mi eterna juventud, sensaciones únicas que llenan de júbilo el otoño de la vida…
Soy quien quiebra el presente y hace añicos instantes imposibles…
Y confío en cuanto aún me queda por hacer en la trastienda de la vida. Paladeo lo que aún he de tocar con los dedos de mi mano, lo que he de oler con el aroma de mis sensaciones…
No puedo dejar estática mi memoria, pues ella me ayuda a no olvidar mi alegría y sí dejarla volar por donde mejor se sienta…
Suspiré la placidez de mi felicidad para apaciguar la sed de mi presente…
La vida no deja de ser instantes buenos y malos.