Cambiemos rencor por indiferencia…por una inmensa tranquilidad…¡No está nada mal el cambio!
De quien recibiste algo negativo, pon distancia para que no invada tu espacio personal de equilibrio. No merece la pena recrearse en lo que te va a restar fuerza, en lo que te llenará de pensamientos basura que, algún día, tendrás que tirar definitivamente para que no ensucien demasiado el techo de tu coherencia…
El sentimiento de rencor hace daño a quien lo siente, a la persona que es dueña de su desdichada fuerza. Es una realidad. Por mucho que pienses en otras personas con rabia, con resentimiento, ese malestar se meterá en tus entrañas como enfermedad que castigará a tu cuerpo y mente. Duele demasiado vivir con resentimiento. Y mientras tanto, tenlo por seguro, la otra persona en donde posas tu ojeriza estará ocupada en vivir, simplemente, y, a ciencia cierta, sin pensar en ti. ¿No es una perdida de tiempo usar la mente para hacerse daño a uno mismo? Yo diría que sí…Piénsalo…
Hay quien convive a diario con los recuerdos que desgastan su energía…Con la sensación que guardó de quien un día le hizo sufrir (o pudiéramos decir, de quien permitimos que nos hiciera daño, porque en realidad somos nosotros quienes abrimos la puerta a ésa sensación)…Y no se da cuenta de que es así mismo a quien se lastima, encadenándose a unas emociones nocivas que interfieren en la buena evolución de nuestro estado personal.
El rencor te hace infeliz, no te deja vivir…Te posiciona en un situación de infelicidad…
Hay quien es capaz de anteponer su placidez al sufrimiento generado por el rencor, por un “eterno” mal pensamiento. Almacena, a lo largo de los años, una angustia que se pega a la piel de la vida…No se da cuenta de que está vendiendo sus días terrenales a un precio demasiado caro, cuando resulta más barato –sobre todo para la salud- no alimentarse de resentimientos, y es que, en el fondo, vivir así es morir poco a poco…
No por vivir tranquilo, sin mirar tanto a la ventana de los demás, alejados de cualquier atisbo de inquina, se es más egoísta, como así algunos pueden llegar a pensar…Si tú vives con tu tranquilidad generarás un estado de calma que beneficiará a quien esté próximo a tu espacio vital.
Aleja el rencor de ti…y con él a aquellas personas que no benefician tu paseo por la tierra…Se sensato y vive en armonía con tu corazón, retirando el odio de tu actividad vital y todo aquello que va a detener tus pies…
No estamos aquí dos días para pasar el rato fastidiando, para criticar a los demás, para echar “porquería” sobre quien no nos oye…Estamos para vivir y disfrutar de lo que ven nuestros ojos y lo que siente nuestro corazón.
¡No malgastemos el tiempo y…a vivir, que son dos días!