A veces, lo que creemos como una inevitable «soledad» es, en realidad, una estupenda compañera de instantes únicos…
«Busco un rincón donde mis sueños alcancen un espacio de hermosas realidades»…
Solo la música de esa paz que nos transmite la soledad, de su estado de calma, puede llenarnos de sonidos el alma y colmarnos de sensaciones el corazón…
«Oigo el eco de mi propio silencio cuando elijo un instante de soledad»…
No siempre estar rodeado de personas es la mejor opción para acompañar situaciones cotidianas…
En esos casos, la musicalidad del yo interno es el propio silencio del exterior, quien, compasivo, deja de comunicar palabras para dar paso al baile de nuestras propias emociones…