Pido perdón…

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“Perdonaron mis falta, aquello que no gustó y que tal vez molestó; palabras que omití, acciones que acompañaron mi sombra en vez de ir de frente. Me perdonaron porque caí. Perdonaron lo que no comprendieron de mi. Perdonaron una pausa; un espacio de tiempo perdido; una llamada equivocada; una amistad truncada; la indiferencia; la lejanía del cariño; la negación del afecto…»

Perdonamos a los demás porque también nosotros hemos sido perdonados en algún momento de nuestra vida. Si nos equivocamos, solicitamos ser absueltos de cargas que pesan demasiado; queremos que se olviden esos pecados veniales que han sido generados por naturales tropiezos. Se perdona por necesidad, por caridad, por generosidad, por sortear rencillas. Se perdona para que el amor sea quien fluya por los espacios que purifican el espíritu, para que la mente se libere y el corazón sienta dicha.
Perdonamos porque…
… la boca emitió palabras confundidas infundiendo desvelos.
… se obró sin saber que no era el modo correcto de actuar.
… se soñó cuando los sueños eran irreales y no era tiempo para soñar.
… se sonrió cuando las lágrimas eran quienes debieran de haber llorado.
… se cerraron los ojos para que el pensamiento no se lastimara.
… se habló cuando hubiese sido mejor callar.
… se calló cuando se debiera de haber hablado.
… se caminó despacio en vez de acelerar el paso.
…. se compró algún objeto del que se encaprichó la ilusión, y le costó caro…
… se quiso demasiado a quien no era meritorio de ése cariño.
… no supo medir el amor.
… se precipitó más de dos veces sobre los mismos errores.
… aceptó palabras de otros que intuyó sinceras, y sin embargo resultaron traidoras.
… se decidió apostar por uno mismo en vez de mirar continuamente por el prójimo.
… se colocaron barreras que defendieron a la propia persona y protegieron la voluntad.
… se hubo de mentir para ocultar una verdad.
… no se quiso escuchar la maldad con la que personas carentes de bondad quisieron disimular.
… se pasó inadvertido cuando se debiera de haber chillado para ser escuchado.
…se asustó del dolor ajeno.
… el miedo arrebató la naturalidad con la que expresarse.
… no se confió en quien debiera de haberse confiado.
… recurrió a una amistad para no sentirse solo.
… se hizo uso excesivo de la terquedad, la vanidad y la envidia.
… se aferró a la cobardía en vez de mostrar la fuerza de su valentía.

¿Por qué se ha de “perdonar” a quien en realidad está aprendiendo a vivir? Cada una de las personas que moramos en esta tierra somos meros aprendices de la vida, con derecho a la equivocación, por lo que merecemos, de alguna forma, ser perdonados. Nadie es juez de los actos de los demás. Viviendo el día a día, aprendemos de nuestros tropiezos y de cómo conseguir levantarnos. Que gusten, o no, que sean perdonados, o no, es independiente de lo que hayamos de vivir en el espacio de tiempo que tengamos asignado.
Personalmente pido “perdones” varios con el lenguaje que dicta mi corazón. Tengo claro que no soy quien para “perdonar” las líneas trazadas en el camino de quien ha de recorrer la vida…
Si hay perdón, no hay rencor…
Pido perdón…

 

Pilar Cruz Gonzalez

Acerca de Pilo Cruz

No me gusta complicar lo que considero sencillo. Estoy en perpétuo estado de aprendizaje. Aún tengo muchos sueños por cumplir, y disfruto de los que ya soñé cuando anduve despierta. Aprendo cada día mirando a los ojos de quien me mira, escuchando palabras no habladas por mi, y sintiendo el sentir de los demás. Soy un aprendiz de la vida...

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