Es curiosa la forma en la que solemos acumular lo justo y necesario, o también “lo desechable”. Creemos que más vale guardar todo, aunque se trate de un simple trasto, que tirarlo, “por si acaso”, por lo que pueda pasar.
El ser humano amontona en su conciencia tesoros y/o estorbos que sirven para parchear situaciones cotidianas puntuales; un mecanismo que supone un claro reflejo de lo que hacemos en la vida real: trasteros repletos de muebles viejos, alfombras sin usar, maletas esperando viajar, sillas medio rotas, y juguetes de nuestros niños guardados en cajas de cartón para cuando éstos tengan niños; es decir, “rellenos” de un habitáculo que ha de ser ocupado por aquello que “no requerimos de momento”.
…Almacenes de la vida, almacenes del alma: hay huecos esperando a ser ocupados por emociones útiles, y no sentimientos encontrados que no nos benefician para nada…
Curiosamente cuanto más tenemos a nivel material, de más escaseamos en terrenos emocionales: carencias afectivas, personales, disfrazadas por el vil consumismo. Hay quienes aseguran que frente a un estado de ánimo “bajo”, una “compra” puede hacernos sentir mejor. Recurrimos a lo externo, como remedio rápido, y no nos encargamos de lo que verdaderamente requiere atención: nuestro estado emocional.
No malgastemos el tiempo en llenar las arcas del materialismo con elementos inútiles que empobrecen el alma y que agujerean los bolsillos, y llenemos espacios vacíos con experiencias personales y buenos propósitos. En época de crisis intentemos ahorrar en gastos innecesarios, y no escatimemos en la atención que requieren nuestras carencias afectivas para rellenar huecos mentales con posibles “felicidades”.
El ser humano amontona en su conciencia tesoros y/o estorbos que sirven para parchear situaciones cotidianas puntuales; un mecanismo que supone un claro reflejo de lo que hacemos en la vida real: trasteros repletos de muebles viejos, alfombras sin usar, maletas esperando viajar, sillas medio rotas, y juguetes de nuestros niños guardados en cajas de cartón para cuando éstos tengan niños; es decir, “rellenos” de un habitáculo que ha de ser ocupado por aquello que “no requerimos de momento”.
…Almacenes de la vida, almacenes del alma: hay huecos esperando a ser ocupados por emociones útiles, y no sentimientos encontrados que no nos benefician para nada…
Curiosamente cuanto más tenemos a nivel material, de más escaseamos en terrenos emocionales: carencias afectivas, personales, disfrazadas por el vil consumismo. Hay quienes aseguran que frente a un estado de ánimo “bajo”, una “compra” puede hacernos sentir mejor. Recurrimos a lo externo, como remedio rápido, y no nos encargamos de lo que verdaderamente requiere atención: nuestro estado emocional.
No malgastemos el tiempo en llenar las arcas del materialismo con elementos inútiles que empobrecen el alma y que agujerean los bolsillos, y llenemos espacios vacíos con experiencias personales y buenos propósitos. En época de crisis intentemos ahorrar en gastos innecesarios, y no escatimemos en la atención que requieren nuestras carencias afectivas para rellenar huecos mentales con posibles “felicidades”.
El almacén ya lo tenemos; solo hace falta saber distribuir cada uno de sus espacios…
No atendí tu SOS (y lo reflejé en http://www.maileando.blogspot.com) convencido de que en unas horas te diría algo. Y no fué así.
Almacenar y guardar cosas, es un intento de adueñarnos, para siempre, de esas sensaciones vividas alrededor y por «esos trastos» todos llevamos un -diógenes sentimental- en nosotros, intentamos inmortalizar, revivir a veces de forma secreta ese pasado que nos gustaría volver a compartir.
Si sabeis de alguien que almecene, sin ton ni son, tiempo libre, hacermelo saber ACEPTO DONACIONES.
Un beso desde la prisilla y el afán de seguir encontrando «cosas» y «gentes», aunque no sepa donde «guardarlas».
Yo almaceno amigos que merecen la pena, los que me hacen sentir emociones varias, los que me llenan de AMISTAD, aunque sea a distancia, por ordenador, teléfono. El resto los considero «trastos» para olvidar…
Tú eres de los que estás en el trastero de mi alma, bien guardadito.
Almaceno también buenos sentimientos de quienes son «buenos».
Gracias 🙂
Almacenamos recuerdos olvidados que no volverán nunca. Almacenamos sombras de cariño que siguen nuestros pasos. Almacenamos amor para seguir amando…Almacenamos lágrimas para llorar penas. Almacenamos risas para sonreir a la vida. Almacenamos sonidos que evocan vida y más vida…
Almacenamos…