Hoy os dejo una simple reflexión que surgió ayer mientras conducía, al tiempo que hablaba con mi madre (mi copiloto)…
Resultó un paseo en coche agradable, constructivo; removimos montañas de emociones y «chateamos» con los sentimientos, con los recuerdos de toda una vida juntas. Entre otras reflexiones me quedé con dos, las que os dejo por si queréis compartir conmigo.
Son sencillas.
«Qué difícil resulta tener que amar cuando en verdad no se quiere. En cambio, si se ama, querer es fácil.»
«Los recuerdos son el tesoro que nos regala la vida.
Resultó un paseo en coche agradable, constructivo; removimos montañas de emociones y «chateamos» con los sentimientos, con los recuerdos de toda una vida juntas. Entre otras reflexiones me quedé con dos, las que os dejo por si queréis compartir conmigo.
Son sencillas.
«Qué difícil resulta tener que amar cuando en verdad no se quiere. En cambio, si se ama, querer es fácil.»
«Los recuerdos son el tesoro que nos regala la vida.
Las experiencias son otra dádiva, y el lazo que colocamos a tal regalo son los recuerdos».
He puesto muchos lazos a las experiencias vividas. De niña me los ponían a mi, y de mayor los pongo yo según me agraden. Reconozco que algunos me gustaron más que otros.
De cada uno de los recuerdos intento aprender algo; me quedo con todos, aunque no sean todo lo bueno que me gustaran que fueran.
Cuán cierto es,
qué fácil y qué difícil,
puede ser la misma cosa…
vista y hecha desde prismas diferentes.
Desde el lado del amor cada uno siente el querer de diferente manera. Hay quien necesita amar lo justo para sentir que quiere, y hay quien entrega su vida para saber que ama.
En el fondo, amar no deja de ser un reflejo del amor.
Sigo pensando que complicamos lo que pudiera ser sencillo; que hacemos difícil lo fácil.