La grata sensación de libertad…

Cierro mis ojos a la imaginación para volar por el cielo de mi calma.

Respiro despacio, con la lentitud que merezco,  para saborear ese instante…

Recorro, con las alas de la paz, cada espacio de mi tiempo vital.

Hay huecos eternos, lapsos vacíos que no se pueden llenar ni siquiera con el rescoldo de una emoción. Daños de problemas que causaron temor.

Hay otros que se llenan de la luz de dichas guardadas, jamás olvidadas, que me regalan una agradable sensación de placidez.

Me muevo atravesando las paredes que cobijaron los instantes de felicidad, los que calmaron mis días llenándome de hermosos sueños, ésos sueños que son ahora el soporte de mis proyectos de ilusiones. Es el momento de sonreír. No puedo desaprovecharlo.

¿Será la edad de mi memoria quien me invita a coger el tren de la estación de los recuerdos? No lo sé…pero me gusta…

Me detengo en cada sueño… para revivir la esperanza que un día me regaló, empapándome de la brisa que imaginó tu sonrisa.

¿Será el tiempo quien decide cambiar el ritmo de mis anhelos, de los desvelos que me trae el desconcierto? No lo sé…pero me gusta…No le dejaré escapar.

Quiero amarrar mi cuerpo a los eslabones de la calma, a las cadenas de la conformidad para sentirme libre en mis acciones, en mis afectos y emociones.

No quiero avanzar por grutas que oscurecen mi camino, las que detienen mi destino. Quiero firmeza en mi pisar, tranquilidad en las huellas que dejo en el suelo que me cobija.

Soy dueño de los pasos que mi mente quiere dar, aunque en ocasiones mis pies no puedan caminar…No dejaré de pensar para sentirme bien…Soy yo quien lo decide.

Mi alma posee la salud que mi cuerpo no tiene; por eso siento una especial libertad en mis resoluciones. Tengo valor…Nada me va a parar…Ni siquiera la sombra que surge del miedo.