(Os acerco ésta nueva “aureada”, un manojito de reflexiones, que expresa el personaje de mi última novela, FLAVIO, frente a un triste desamor…
Quiero dedicar esta entrada a todas aquellas personas que creen en ese amor que aún amando duele)
Hay quienes saben cómo de fuerte duele el amor que rasga las vestiduras de la pena cuando no es correspondido…
No me duelo yo; tan solo me dueles tú cuando gritan tus silencios…
Hoy despierta el día con caricias, y mañana surge la noche con ausentes mutismos…
Me sostengo sobre una de las cuerdas de un presente incierto, en el lugar donde el amor no sabe de futuro cuando sigo siendo yo quien cree en la pasión…
Me pregunto…¿Porqué duele tanto amar?
Duele ésa intensidad que desconcierta, la que convierte tu ilusionado cariño en bruma que se esfuma…
Duele la fuerza con la que quiere, con la que te abandona en el olvido, donde se siente el amargor de su ignorante desprecio…
Duele la indecisión de ser, o no, amado. Quema la fría sensación de ser rechazado.…
Hoy decides quererme. ¿Pero y si mañana no sabes si quieres amarme?…
Duele el miedo de la soledad cuando ya no se es amado…
Quiero amar, sin fisuras ni heridas que me duelan el amor…