Las tortitas de camarones…

Hoy he tenido el privilegio de participar en una reunión, exclusiva de mujeres, donde se ha respirado aire fresco de vida, de risas y optimismos (aunque éstos fueran un firme anclaje para disimular algún atisbo de problemas, y/o manojitos de preocupaciones). El ambiente ha estado regado por un vino blanco que ha “chispado” el ALMA…
Una mesa, adornada al mínimo detalle, ha hecho de oyente, escuchando sentimientos aderezados con alegrías, solemnes carcajadas, y alguna que otra lágrima despistada. Durante nuestro encuentro culinario, el pensamiento se ha unido a la palabra para no ser sombra de silencios o pausas que limitaran la conversación. Un pase de modelos gastronómicos ha sido protagonista en esta velada que no hay que olvidar “ha de ser repetida”…-la amistad hay que alimentarla con el néctar del afecto y de la confianza-. Frente a las comensales, en una pasarela dispuesta para saciar el apetito manifiesto, han desfilado, -sin caídas ni tropiezos, sin tener que echar en falta copas o platos-, ricos alimentos, entre los que destaca un guiso de carne, rellena ésta de “enigmáticas sorpresas culinarias”, desconocidas incluso por Marisa, la particular cocinera que invirtió salero en prepararla, y quien mostrando confianza en su gentil marido, a quien le encargó la compra, se hizo con la pieza de vacuno sin saber que venía “ya preñada”. Con osadía, guisó la carne con el especial toque de cariño del que solo ella posee la receta. Y para rematar tan magnífica faena, hizo su entrada el plato estrella del día, sabiendo la anfitriona los vítores que éste recibiría tras ser colocado sobre la mesa. ¡Olé! El pase de unas “tortitas de camarones” ha sido el disfrute de las presentes, evocando -tras ser oliscadas y catadas- las tierras del sur que tantos recuerdos nos traen De la mano de este espectacular bocado, nos hemos acercado a la magia que abandera la tierra de Andalucía. Una vez más, el paladar se rindió ante el sabor. Una curiosidad aportada por una de las allí reunidas: para conseguir la textura de la tortita, se ha de mover “la mano” de forma determinada…Así lo avala Mayte. Confiaremos en ella para que nos salgan igual cuando nos aventuremos a hacerlas.
Puedo afirmar que hoy ha sido un día especial para un grupo de amigas que se respetan y quieren, y quienes han conseguido crear en el ambiente un AURA de disfrute que ha de ser recordado.
Menos mal que, en momentos de penas, dolores y soledades, siempre tendremos a mano:
– “la camilla con poderes” de Mayte…Los “milagros” siguen existiendo mientras nos tumbemos en esa particular mecedora con calor.
– “algún médico” dispuesto a atender ése lunar que se nos resiste y que tan escondido está…
-un vino, marca “Aura”, que se oculta en algún lugar de la tierra.
– a la anfitriona, quien sabe conquistarnos con la dulzura de su corazón y de sus postres.
– las risas de quien se resiste a comerse “un bocata” en el cine o…en el telepizza y que su risa se oye hasta en el facebook o tuenty –séase B-.
– la habilidad mental de Pat con el tétrix y el sudoku…
-y el despiste de la que esto suscribe, quien sin pudor confiesa sus pecados, como por ejemplo, “el de si es necesario pelar los camarones para hacer las tortitas”.. Pobre infeliz…Y es que…aunque algunos no lo crean…hay “camarones, y camarones”…
En el camino de la vida, ya hay dispuestos cinco “ciclones femeninos” preparados para seguir danzando al ritmo de la amistad, con vientos de confianza y de respetuoso cariño.
Gracias a todas por este día, y…¡Que siga la fiesta!
Va por vosotras…